Pinos Genil tiene el don de sacarle el jugo de cualquier efeméride del calendario, y convertirla en motivo de mayor o menor alegría
Anoche fue un ejemplo. Hacía frío. Era una noche para quedarse a la lumbre, asando castañas. Pero no. Allí estaba la Plaza de Pinos abarrotada de gente–pineros y forasteros–vibrando a la música grabada, bailando, engullendo sus uvas, relacionándose como seres humanos y maravillándose de un inesperado despliegue de fuegos artificiales (chapeau). No sabemos exactamente lo que Pinos está haciendo para merecer tanta consideración en una noche gélida, pero rogamos respetuosamente que lo sigan haciendo.
He aquí las fotos: